Mi primer contacto con Daniel Rabinovich fue en el 69, cuando tuvo lugar la primera presentación en el teatro San Martín de Les Luthiers, entonces unos desconocidos a los que fuimos a escuchar sólo un puñado de curiosos. Nos divertimos tanto que nos acercamos con mis padres a saludarlos e invitarlos a casa, y esa noche concluyó con guitarreada y empanadas.
Contentos, se quedaron al día siguiente y con otros amigos los llevamos de paseo al cerro.
Daniel en ese entonces era gordito y, siempre con el humor a flor de piel, no dejaba de bromear al respecto y recrear con humoradas esa cualidad suya.
Trabajando era de un perfeccionismo y rigurosidad acordes con su profesionalismo, en los ensayos y en los horarios.
Nunca hubiese imaginado haber sido su productora de gira desde el 95. Gran y triste pérdida. Les Luthiers siguen presentes y de pie, pero seguramente será difícil para ellos no sentirse rengos con su ausencia.